domingo, 4 de septiembre de 2016

A una tal Adéle



Miro tu cara, 
gigante, 
en frente de mi horizonte. 
Te veo, con mi verga en hierro. 
Vos, con tu mirada que no me soporta, 
querés mi índice en tu boca. 
Mi lengua, 
debajo de la tuya. 
Pésame, mídeme, lameme el ojo. 
Ginsberg te aceptaría, 
aceptaría esa mirada perdida. 
Esa vos completa, 
con nucas por todas partes
 que recibe besos como si fuera una lluvia cálida. 
Caliz que es tu boca,
tu yo completo. 
Dame ese dólar dorado y rojo 
que tenés en los labios, en los dedos. 
Afirmame con tu deseo fulgurante,
 erupcionador. 
Dame tu violeta que tenés por ombligo. 
Números que podemos practicar.

Vos tenés en mí una larva 
que estalla con golpecitos en los labios. 
Qué grupal beso, mirada! 
Dame una frase cliché y pesada. 
Quiero toda una fiesta de la espontaneidad
 con vos, 
una fiesta dentro de vos, 
de mí, 
sollozados, cantados, tocados 
con pieles disidentes, molestas, placenteras. 
Bocas, manos y aguas de boca. 
Explotame la mirada Laura. 
Recordá que yo de vos 
espero lo que vos de mí. 
No importa los recuerdos, 
la historia vedada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario