Miro tu cara,
gigante,
en
frente de mi horizonte.
Te veo, con mi verga en hierro.
Vos, con tu mirada que
no me soporta,
querés mi índice en tu boca.
Mi lengua,
debajo de la tuya.
Pésame, mídeme, lameme el ojo.
Ginsberg te aceptaría,
aceptaría esa mirada
perdida.
Esa vos completa,
con nucas por todas partes
que recibe besos como si
fuera una lluvia cálida.
Caliz que es tu boca,
tu yo completo.
Dame ese dólar
dorado y rojo
que tenés en los labios, en los dedos.
Afirmame con tu deseo
fulgurante,
erupcionador.
Dame tu violeta que tenés por ombligo.
Números que
podemos practicar.
Vos tenés en mí una larva
que
estalla con golpecitos en los labios.
Qué grupal beso, mirada!
Dame una frase
cliché y pesada.
Quiero toda una fiesta de la espontaneidad
con vos,
una fiesta
dentro de vos,
de mí,
sollozados, cantados, tocados
con pieles disidentes,
molestas, placenteras.
Bocas, manos y aguas de boca.
Explotame la mirada Laura.
Recordá que yo de vos
espero lo que vos de mí.
No importa los
recuerdos,
la historia vedada.
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