Te amo. Sólo voy a escribir a
través de coyunturas. Que me hables, pero que no me busqués para cariño rápido,
sino otro camino distinto. Creo que tus miradas son más por compasión, por esa
simpatía tuya, tan linda como vos.
Que seás feminista o no, o un
poquito es una de las cosas mas atrayentes de vos. No lo son tu piel
blanca/rosadita, tus cejas depiladas, tu estatura bajita o tu voz dulce.
Créeme, te amo y te amaré como todo primer amor de la infancia. Recuerdo que la
vez pasada que nos vimos te regalé una flor, no era más que un poema con tu
nombre y lo que sabés que te deseo.
No hay mayor mentira que el
amor, pero el mío en definitiva es igual, no quiero ya venderte mis ideas, no
te quiero convencer, quiero que te convenzas de las locuras propias de algún
idiota enamorado.
Nata, vos, como siempre, tan
bella. Me pregunto por qué pasan algunas cosas en la vida de un juannadie, como
yo. La mujer que quiero no me desea, desea a otros o no desea, el caso es que
no me desea a mí. He estado con algunas peladas, pero, a lo bien, ninguna me ha
gustado como esas miradas que te echo.
Quiero recordar un momento
con el corazón.
Déjame vivir un cliché, un
estereotipo alegre y doloroso, déjame rasgar las vestiduras. Déjame que sufra
por amar y sacame de este deseo inconcluso. Déjame ser el romántico
decimonónico. Te voy a escribir poemas, cosas que nunca te voy a mostrar, pero
que te van a llevar al pedestal donde no quieres estar. Tranquila, al momento
te bajo para darte un beso y ofrecerte un pasto muy verde para apoyarnos.
Déjame imaginarte con otros cuerpos, con otras formas que no son tuyas y hacen
parte más de mí. Déjame besarte los párpados, olerte los huesos y lamerte un
cachete o una oreja.
Te prefiero blanca, como sos.
Déjame perder mi brillo y mi
energía alérgica cuando ya no queramos saber nada del otro.
Nata, con vos la risa y las
lágrimas cobran sentido. Cuando no estás están como siempre.
Dibujame tus pies y con tus
pies, el cuerpo, dos veces, de noche y en la tarte. Usa tácticas dañinas y
rompeme las vísceras moradas. Gemido de vos. Cómo lamo tu cara? Te gusta?
Guardame ese recuerdo toda la corta aventura que tenemos entre los dos.
Recordás cómo te conocí? Recordás cómo me engañé con vos y me ilusioné en
secreto?
Te acordás cuando no quise
besar tu cuello? Cuando no quisiste conocer mi lugar secreto y público? No te
acordás porque no ha pasado, porque no querés que pase, porque evitás las
promesas eternas y detestas los cielos mentirosos que creen en los engaños.
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